Relato Primer Ascenso Cerro Parque Andino

 Lee acá el relato del primer ascenso a este cerro ubicado en el valle del Juncal.

Objetivo: Cerro Parque Andino, Quinta Región, Cajón de Navarro, Valle del Juncal, Cordón de los Puntones
Altura:   4548 msn (IGM, hoja Portillo)
Participantes: Ulli Sandner, Pedro Pablo Sermini, Gonzalo Cánovas, Alvaro Vivanco Carlos Fouilloux (único no socio del DAV)
Fecha:  18 y 19 de octubre del 2008

 

Relato Primer Ascenso Cerro Parque Andino (4548m)

Objetivo: Cerro Parque Andino, Quinta Región, Cajón de Navarro, Valle del Juncal, Cordón de los Puntones
Altura:   4548 msn (IGM, hoja Portillo)
Latitud :  32° 57′ 48” S
Longitud :  70° 3′ 45” O
Participantes: Ulli Sandner, Pedro Pablo Sermini, Gonzalo Cánovas, Alvaro Vivanco Carlos Fouilloux (único no socio del DAV)
Fecha:  18 y 19 de octubre del 2008

1. ¿Por qué hacer un primer ascenso?

Tal vez para responder esta pregunta habría que comenzar respondiendo la pregunta de por qué subir un cerro, pero como se trata de una pregunta tan difícil y con tan variadas respuestas, no la vamos a intentar responder acá.
Si ya existen tantos cerros que han sido ascendidos y están bien documentados, entonces ¿para qué ir a subir uno sobre el que prácticamente no tenemos información? Un cerro que no sabemos si podremos ascender ni con qué nos vamos a encontrar. Se me ocurren muchas respuestas, pero la definitiva para mí es que es la misión de los montañistas subir todos los cerros y luego ojalá documentar lo que hicieron para que futuros montañistas puedan repetir el ascenso. Creo que es la única forma posible para que las montañas le pertenezcan a los montañistas.
Una primera ascensión debiera tener un valor histórico imborrable. Cualquiera que sepa algo de montaña sabe quienes son Hillary y Tenzing. En nuestros Andes chilenos, algunos ilustres montañistas, como Eberhard Meier, Ludwig Krahl, Sergio Kunstmann, Wolfgang Förster, entre otros, hicieron escuela dejando una veintena de primeras ascensiones cada uno. Lamentablemente son conocidos sólo por unos pocos. Pero lo importante es que su legado, aunque poco conocido, no se olvida. Estos primeros ascensionistas cambiaron la historia del montañismo chileno al demostrar que sí se podía llegar a lugares adonde nadie había llegado antes, que los cerros estaban ahí para subirlos. ¿Cuantos cerros que nosotros ahora subimos de forma habitual podrían tener una suerte distinta si alguien no se hubiese atrevido hace 50 años a ascenderlo? Y es importante que los montañistas suban las montañas y ojalá las suban todas. Especialmente aquellas que de alguna forma están amenazadas, lo que en Chile lamentablemente es algo cada vez más frecuente.
Este último es el caso de las montañas ubicadas en el predio de la comunidad Kenrick Lyon , quienes tienen intenciones de formar un parque en esta zona que proteja la magnífica naturaleza que ahí se encuentra. Para ver más información acerca de este proyecto se recomienda visitar la página: http://tomasdinges.wordpress.com/parque-andino-juncal/ Las amenazas provienen principalmente de las empresas mineras e hidroeléctricas, que simplemente se dedican a hacer su trabajo y lo hacen bien. Al menos, mejor que los montañistas que han ignorado buena parte de la cordillera. Si en un país de montañas los propios montañistas no saben lo que tienen y no suben a sus cumbres, van a ser otros y de otra forma quienes ocupen este espacio.
El grupo, como es tradicional, tras una primera ascensión de un cerro sin nombre se decidió a bautizar esta montaña. Como una forma de dar un apoyo a la comunidad Kenrick Lyon y a su proyecto es que desechamos todos los nombres autorreferentes y nos decidimos por Parque Andino, con la secreta esperanza de que alguna vez se concrete el proyecto y todos puedan ascender libremente sus montañas.
Por último, no está demás mencionar como un buen motivador para intentar un primer ascenso, la emoción que cualquiera puede sentir al pisar un lugar que se sabe nadie más ha pisado antes.

2. ¿Cómo hacer un primer ascenso?

En primer lugar hay que encontrar una montaña sin ascensos, tarea nada de fácil debido a la poca y a veces confusa información existente sobre nuestros Andes chilenos. Las principales fuentes de información para saber si un cerro tiene ascensos o no son las siguientes:

• American Alpine Journal 1962, 63 y 74. “A survey of Andean Ascents” por Evelio Echevarría
• Historia del Andinismo en Chile por Gastón San Román
• Mountaneering in the Andes. 1994 por Jill Neate
• Revistas Andina del DAV y del CACH
• Anuarios de la FEACH
• Andeshandbook (www.andeshandbook.cl )

Aún revisando toda esta bibliografía, que todavía está lejos de ser perfecta, puede encontrarse una montaña con ascensos que no aparece nombrada en ninguna parte. En este caso, lo único que queda por hacer es subir la montaña y revisar bien la cumbre en busca de algún testimonio o marca que indique una presencia anterior. Los montañistas antiguos dejaban con frecuencia algún testimonio para acreditar su logro.
En las cartas desarrolladas por el proyecto Nomenclatura, de las que hay copia en la biblioteca del DAV y que han hecho trabajar nuestra imaginación, se pueden encontrar numerosas montañas que vale la pena verificar en esta bibliografía si es que tienen ascensos o no.
Luego de encontrar una montaña sin ascenso, hay que buscar una ruta para poder subirla. Esto puede significar un trabajo de exploración, muchas veces infructuoso. Sin embargo, en nuestros propios Andes Centrales, a no mucha distancia de Santiago, con un poco de imaginación y esfuerzo todavía se pueden encontrar cosas sorprendentes.
Tal vez sea justo mencionar que a todo lo dicho acá, es decir, al trabajo de documentación y exploración y a la capacidad física y técnica de subir una montaña, nunca hay que olvidar una cuota suerte, que en algunos casos puede ser el factor decisivo.

3. Antecedentes del cerro Parque Andino (4548m)

Ulrich Lorber, montañista socio del DAV Valparaíso y muy activo en los años sesenta, inició un proyecto llamado Nomenclatura consistente en la corrección toponímica de las cartas de los Andes Centrales del IGM. De este modo, logró identificar y ubicar una gran cantidad de montañas que no aparecían en estas cartas. Algunas de estas montañas no tenían nombre, por lo que las llamó simplemente por su altura o con algún nombre provisorio que sirviera para identificarla. Cuando tuvo en sus manos la hoja Portillo, se encontró con una cumbre de 4548m, que no se trataba de un simple punto en un filo, sino que de una cumbre propiamente tal, claramente más alta que las que la rodean, siendo el punto más alto del llamado Cordón de los Puntones. Por tratarse de una montaña visible desde la yesera de Hornitos, la llamó provisoriamente “Visible desde la Yesera” (ver carta adjunta).

 

Extracto de la Hoja Portillo/Proyecto Nomenclatura con los nombres correctos de las montañas de la zona

A pesar de tratarse de una montaña claramente visible, incluso desde la carretera a Mendoza, no había despertado el interés de los montañistas. Hasta la fecha de su ascenso no se conocía ningún intento a su cumbre ni tampoco alguna intención de bautizarla. Visto desde la entrada del valle del Juncal presenta un aspecto fiero, casi inexpugnable que probablemente ayudó a que nadie quisiera hacer el intento por ascenderlo. Sin embargo, tras una exploración con Ulli del Cajón de Navarro, cuando llegamos hasta una pequeña cumbre junto al portezuelo que separa al Cajón de Navarro de la Quebrada Risquería, nos dimos cuenta de que una ascensión primaveral por su cara este sería posible. De esta forma sólo hubo que esperar un invierno para la llegada de la primavera, armar al grupo adecuado y partir a la aventura.

4. Primer ascenso del cerro Parque Andino (4548 m)

Cuando con Ulli vimos la posible ruta en abril del 2008 nos dimos cuenta que la ladera este del cerro remataba en una falsa cumbre, sobre la cual sólo se encuentra un torreón de roca de no más de 20 metros de altura. Sin embargo, ese pequeño torreón podría requerir de una escalada algo delicada por, la que presumíamos, muy mala roca. A fines de septiembre comenzamos a buscar entre los escaladores del DAV a alguno que se interesara por acompañarnos. La suerte estaba con nosotros y Pedro Pablo Sermini aceptó con entusiasmo el reto. Para asegurar el éxito de la excursión, invitó a su amigo y gran escalador Carlos Fouilloux. Además del DAV se nos unió nuestro ya habitual compañero de excursiones, Gonzalo Cánovas.
Con el grupo ya formado partimos el sábado 18 temprano en la mañana. En el camino una procesión al santuario de Sor Teresita nos puso los primeros obstáculos, que sólo con paciencia logramos superar.
Cuando entramos al valle del Juncal y vimos nuestro objetivo por primera vez, la opinión fue unánime: eso que veíamos era mucho para nosotros, no lo lograríamos. Intenté inyectarle algo de confianza al grupo diciéndole que la otra cara era más amigable. Sin tener certeza sobre lo que ocurriría al día siguiente, iniciamos la caminata a nuestro campamento base. Después de unas 3h de camino y luego de pasar por el sector de Canchitas, donde pudimos admirar la grandiosidad del cerro Gemelos, llegamos a nuestro campamento ubicado a unos 3300m de altura, en el Cajón de Navarro, justo en un lugar donde veíamos nuestra ansiada y  lejana cumbre. Todos estábamos maravillados porque un lugar así no fuera más conocido y que todavía quedaran tantas montañas sin nombrar y sin ascender. A nuestros compañeros escaladores les llamó fuertemente la atención el cerro Punta de Cuchillo, que al parecer ya tiene candidatos a hacerle el primer ascenso.

 

Nuestra vista desde el campamento, con nuestra cumbre lejos al fondo

 

Después de tomar desayuno y derretir nieve para tener agua durante la excursión, el domingo salimos un poco después de las 4 de la mañana en dirección norte. Tras aproximadamente unas 3h, luego de atravesar grandes neveros, en parte cubiertos por penitentes que ya en octubre empezaban a molestar, llegamos con Ulli y Carlos al portezuelo que nos mostraba la parte final de la ruta. Gonzalo y Pedro Pablo se habían separado algo de nosotros, tomando un nevero superior que los llevaría a conectar con nuestra ruta unos metros más arriba. Mientras esperábamos en el portezuelo, nos maravillábamos con un amanecer que nos mostraba la impresionante cara sur del Aconcagua y una extraña formación rocosa similar a la Portada de Antofagasta que veíamos en el filo hacia el oeste de nuestra montaña.

Pasadas las 10 de la mañana con Ulli terminamos de subir la ladera este y llegamos a la falsa cumbre. Habíamos tenido que subir por una ladera de unos 40° a 45° de inclinación y para nuestra sorpresa y frustración no veíamos venir a nuestros compañeros. Desde la falsa cumbre teníamos el torreón de la cumbre verdadera en nuestras narices. Pudimos comprobar que nuestras suposiciones eran ciertas. No requería de una gran escalada, no eran más de 20m de desnivel, pero sí se trataba de roca de muy mala calidad. Sin cuerda no teníamos posibilidad de acceder a la cumbre y esta la traía Pedro Pablo a quien no veíamos por ninguna parte. Para hacer todo más angustiante, además habíamos olvidado la cámara en la casa por lo que tampoco podríamos volver con una foto del torreón. Mientras esperábamos, revisamos nuestra falsa cumbre sin encontrar ningún resto que nos mostrara una presencia anterior, por lo que hicimos unas pequeñas pircas para dejar algo a los posibles futuros excursionistas.
Ya casi a las 11 de la mañana nuestra suerte cambió, el resto del grupo apareció de alguna parte de la ladera sur y tras un breve descanso sacamos la cuerda para iniciar el ataque final. Pedro Pablo dio una mirada a las diferentes caras del torreón y se decidió a escalarlo por la primera canaleta al noroeste de la falsa cumbre. La escalada, que no fue de gran dificultad técnica, requirió de mucho cuidado por la mala roca que hacía más difícil poner buenos seguros y la constante caída de material. Pedro Pablo clasificó la escalada como de IV°. Tras casi dos horas de trabajo, nos reunimos los 5 en una pequeña terraza junto a la cumbre, a la que teníamos que pasar de a uno a sacarnos la foto de rigor, puesto que no había más espacio. La vista desde ahí nos dejó a todos asombrados. Hacia el norte el Aconcagua y el Gemelos se robaban el escenario. Hacia el este veíamos los Monos, Verde, Negro y Blanco, por delante de la pared de los Leones, Negro y Blanco, que culmina en el Alto del Río Blanco. Hacia el oeste el yeguas Heladas junto al cordón Halcones. Hacia el sur el Juncal con el Alto de los Leones daban un espectáculo, que podían dejar desapercibidos a otros gigantes que se divisaban a lo lejos: Nevado del Plomo, Chimbote, Polleras y Tupungato. También desde la cumbre pudimos comprobar que desde ella se veía la Carretera Internacional a Mendoza y buena parte del camino de entrada al Valle del Juncal, pero no la yesera del sector de Hornitos. Es decir, que el nombre “Visible desde la Yesera” era sólo parcialmente correcto, puesto que desde este lugar se ve la montaña, pero no su cumbre.

 

Gonzalo finalmente en la minúscula y quebradiza cumbre

 

Después de las fotos y abrazos, decidimos bajar haciendo un rapel por la canaleta que había a continuación de la canaleta por donde habíamos subido por ser esta más vertical y directa para bajar. La maniobra transcurrió sin problemas y desde la falsa cumbre continuamos el descenso hacia nuestro campamento y luego hasta el auto. Pasadas las 7 de la tarde estábamos en el auto, muy cansados, pero satisfechos por haber conseguido nuestro objetivo.

Cuando nos íbamos camino a Santiago, paramos varias veces a echar una última mirada a nuestra conquista, lo que nos sirvió para entender una vez más por qué nadie lo había intentado antes.

Alvaro Vivanco
Socio DAV Santiago