Relato Ascenso Volcán Puntiagudo – Septiembre 2014

El Volcán Puntiagudo marca un hito importante en mi experiencia como montañista. Primero porque durante mi infancia siempre admiré su extrema agudeza y sus caprichosas formaciones de hielo y nieve; y segundo, que plantearnos este desafío, no sólo implicaba logística y suerte para encontrar una ventana de buen tiempo, sino también contar con las habilidades y práctica de escalada en hielo que el cerro más empinado del sur de Chile demanda.

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Partimos desde el Lago Rupanco en dirección al Sendero del Volcán Puntiagudo el día lunes 15 de septiembre. La huella camino al Volcán está bien señalada y transcurre por un inspirador bosque de alerces. Luego de una hermosa pero pesada aproximación de alrededor de 5 horas, alcanzamos el campo base a los pies del filo Noroeste, 1800msnm. El día martes era el día que, de acuerdo a los pronósticos, debíamos hacer cumbre y bajar. Salimos cerca de las 4am con buenas condiciones, pero con la presión de ser veloces para evitar el calor y la caída de material. La ruta transcurre entre las formaciones de coliflores y roca de mala calidad, por lo que hay que circundar y hacer diversas y expuestas travesías que no siempre son evidentes, ni fáciles de asegurar. Durante el ascenso Pepa Sermini tuvo que bajar por razones de salud y Dani Tureo lo acompañó.

Durante todo el ascenso el paisaje sureño de lagos y bosque sobrecoge y motiva. Un denso estrato de nubes bajas nos mantuvo bajo la amenaza; lo que nos forzó a acelerar el paso y buscar ese delicado balance entre seguridad y velocidad en la escalada. La mayor dificultad técnica de la ruta podría decirse que son dos; una pasada casi vertical de hielo relativamente bueno previo a la llamada gran “nariz”, y luego una travesía bastante aérea que nos hizo girar desde el perfil oeste del cerro hacia el norte. Luego, los dos últimos largos de hielo/nieve nos llevaron hacia la estrecha cumbre cerca del mediodía. La belleza de la cumbre, su panorámica y la satisfacción del sueño cumplido, luego se confunden con el desafío implícito de bajar por una ruta expuesta y ahora menos congelada que durante el ascenso. Usamos zetas, abalacov y algunas estacas que nos regaló el cerro para hacer los rapeles de bajadas. Una vez en la carpa, nos reunimos con Pepa y Daniel para emprender la bajada por el bosque.

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El Volcán Puntiagudo  ha sido un importante objetivo que, lejos de ser culmine, abre la puerta de una etapa, tal vez más técnica y con  nuevos horizontes en mí vida como montañista. Lo anterior es  reforzado por el hecho que una buena preparación y un buen equipo humano dan el contexto que en general, lleva al objetivo.

 

Nicolás Valdivieso

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