50 Años del DAV Santiago – Artículo de Dietrich von Borries publicado en 1974

50 Años del DAV Santiago

Retrospectiva, presente y perspectiva

El 7 de agosto de 1974 el Club Alemán Andino (DAV Santiago) puede mirar hacia atrás a 50 años de actividad ininterrumpida. La oportunidad es atractiva para escribir sobre el presente y el futuro y reflexionar, sin embargo, para eso es necesario echar una mirada a la historia del club.

Gracias a un anuncio en el “Deutsche Zeitung für Chile” de entonces se juntó el pequeño grupo de montañistas el 7 de agosto de 1924 que fundó el Club Alemán de Excursionismo de Santiago, el que más tarde cambió el nombre a Club Alemán Andino. Entre los fundadores se encontraban el más tarde Presidente Honorario Hermann Sattler, nuestro socio honorario Sebastian Krückel y quien fue nombrado presidente en la ocasión, Theodor Malbranc. El DAV fue así el primer club de excursionismo y montañismo en la capital, en un tiempo en que aproximarse a la cordillera en auto, en coche y en mulas requería de un gran esfuerzo.

La gran década de apertura y primeras ascensiones en nuestra cordillera central había comenzado. Cuando en 1932 se construyó en la parte alta del Cajón del Maipo, en Lo Valdés, el primer refugio de montaña en Chile rápidamente subió el número de socios a 120. De la misma forma creció el número de pequeños refugios que ofrecía una cadena desde Los Azules, pasando por el abandonado refugio Totorillas, hasta el cordón del Quempo. De los años 1926-32 hay que destacar al prudente presidente Eugen Heller. Con el comienzo de los tiempos del ski llegó el refugio de la Parva, cuando Farellones ya se perfilaba como el futuro centro de ski de Santiago. Con la carta Klatt-Fickenscher nuestros montañistas tuvieron por primera vez una carta confiable en sus manos en las que las altitudes de los cerros y cursos de ríos se mostraban de forma correcta. Además, en 1932 ambos clubes de excursionismo, Santiago y Valparaíso, se transformaron en la “Sección Chile del Club de Alpinismo Alemán-Austriaco”, una feliz unión que se terminó en la práctica como una consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, pero que se mantiene hasta hoy en forma de una amistosa relación.

Cuando los tiempos de peligro unen a las personas, es la forma en que se puede describir los ocurrido entre los años 1939 hasta 1945 para el DAV Santiago. Cuando, tras la ruptura de las relaciones diplomáticas con Alemania a comienzos de 1943, se planteó la pregunta acerca de la sobrevivencia del club, cuando en Santiago el Club Alemán y el Club Deportivo fueron confiscados y cerrados fue sólo gracias a circunstancias externas y a la habilidad del Directorio bajo la presidencia de Jürgen Lüders (1938-1944) y luego Gerd von Plate (1944-1946) que el club y sus refugios se mantuvieron intactos. Especialmente el entusiasta y motivador Jürgen Lüders fue quien pudo darle a toda una generación de jóvenes experiencias e impulso para el resto de la vida, mientras que el más mesurado y leal Gerd von Plate (1944-1946), gracias al cuidado que le prestó al refugio de Lo Valdés, le abrió a muchos la posibilidad de vivir el mundo de la montaña en los alrededores del refugio.

Tampoco en los primeros años tras la guerra parecieron desaparecer los peligros. Sin embargo, con la pronta llegada de inmigrantes y el regreso de otros desde Europa y Alemania, el deporte del ski, el montañismo y la vida de club ganaron un nuevo impulso que le hizo especialmente bien al DAV. De estos años habría que mencionar a Josef Oepen (1948-1952) como presidente.

Mientras que los fundadores del club eran principalmente montañistas, con la apertura del centro de ski de Farellones se hizo cada vez más fuerte en nuestras líneas el ski. De esta forma fue lógico que bajo Dieter Wegner (1954-1957) un grupo de jóvenes tomó la dirección y trajo los recursos para adquirir en Farellones un cómodo refugio privado para el club. En este punto no se puede olvidar nuestro socio honorario Guillermo Stein, sin su ayuda no habría sido posible la compra que se hizo entonces. En 1962 se produjo un cambio radical: uno de los fundadores del club, Hermann Sattler, a su avanzada edad se encontraba dispuesto a tomar la presidencia. Un grupo de compañeros enérgicos y llenos de ideas comenzó rápidamente a poner en acción los pensamientos: la antigua bodega para carbón en Farellones se transformó trabajando junto a los jóvenes en un albergue juvenil. Pero también se consideraron planes más ambiciosos para el futuro: la expansión del refugio de ski, la modernización del refugio de Lo Valdés y como objetivo más lejano, el traslado de la sede a la parte alta de la ciudad. También el cambio de nombre a Club Alemán Andino y una reforma a los estatutos se planearon y fueron concretados en 1964. Todos estos fueron pasos inevitables y necesarios para conseguir nuevos socios, especialmente de la nueva generación, algo que el club necesitaba de forma urgente.

Fue una circunstancia fortuita que en el año 1966 el mundial de ski se haya efectuado en Portillo y que el equipo nacional alemán haya tenido interés por entrenar en Farellones. De esta forma, la Embajada de la República Federal dio el impulso para la construcción de otros dos dormitorios y la extensión y remodelación del comedor. También el albergue juvenil que se encuentra abajo fue ampliado aprovechando el mismo impulso, una tarea a la que Walter Watznauer (1965-1967) -entusiasta esquiador- se dedicó con gran esfuerzo. Financieramente resultó ser una pesada carga para los años siguientes que tuvieron que dejar detenidos otros proyectos. El traslado de la sede del club desde el centro de la ciudad se hacía cada año más urgente y así resultó en 1969 al primer intento la compra de una antigua, pero muy bien ubicada casa -una tarea a la que los “presidentes” no se atrevían a creer. Comenzó una nueva etapa que no sólo le entregó nuevos socios juveniles al club, sino que le permitió ganar en vida de club, en diaporamas, así como también en fuerzas jóvenes para el trabajo del directorio.

Los años desde 1972 hasta 1974

se mostraron fuertemente influenciados por la inseguridad política en Chile. Se continuó aceptando nuevos socios (en 1972 se aceptaron 74 solicitudes, de las cuales 33 eran juveniles), sin embargo, cuando a mitad de 1974 sacamos las cuentas, podemos constatar que, debido al gran número de emigrantes, la cantidad de socios disminuyó. En este momento contamos con 515 socios, de los cuales 257 son juveniles. Con cerca del 50% del total, los socios juveniles muestran una saludable relación que la mayoría de las veces no se alcanza en Europa.

Los esquiadores forman el grupo que más creció. También en cuanto a rendimiento el club sale bien parado:

  • El equipo del DAV alcanzó en la temporada 1972 el segundo lugar entre 13 clubes. Un éxito que hay que agradecer al apasionado trabajo de Wilfried Krämer y Oswald Goyeneche.
  • Fernando Reutter fue “Campeón Nacional Infantil” en 1972.
  • Para los competidores de la nueva generación se creó un espacio exclusivo en el albergue juvenil en 1972.
  • En 1973 el equipo resultó por primera vez vencedor de la temporada de ski y ganó por primera vez la ansiada “Copa Andina”.
  • Para satisfacción de los socios se pudo realizar una importación de esquíes que desde hace tiempo esperaba.
  • El refugio de Farellones había tenido que luchar contra grandes dificultades de aprovisionamiento en el invierno de 1973 y también el número de las visitas a éste dejaban qué desear. Mientras tanto -temporada 1974- ya podemos hablar de un refugio y albergue juvenil casi completamente reservados en la temporada de invierno de 1974.

La actividad de excursionismo se limitó en 1972 principalmente a la precordillera de Santiago. Sólo Hans-Uwe Grosse y un grupo de fuerzas juveniles realizaron una buena cantidad de expediciones de montaña. La escasez de bencina y la tensa situación política paralizaron de forma importante las excursiones en 1973. Se realizó un popular rallye al Manquehue del cual el equipo del DAV resultó vencedor. El 8-9 de septiembre se efectuó en el terreno del DAV Valparaíso en Granizo un curso de botánica dirigido por el Dr. Paul Weisser. Dos días más tarde, debido a los sucesos del 11 de septiembre de 1973, tuvieron que reducirse por varios meses las excursiones y actividades de montaña.

El ya iniciado año 1974 muestra una alegre revitalización de las actividades: una excursión para Pascua a Villa Paulina con 22 participantes, excursiones familiares a Los Dominicos, Lo Curro-portezuelo del Manquehue, la vertiente de Hindenburg, cerro El Roble y El Alfalfal. En los refugios prácticamente no se realizaron trabajos; sólo en Lo Valdés (refugio Hermann Sattler) se modernizaron las instalaciones sanitarias a comienzos de 1974. Es un gusto poder informar que el pequeño refugio de Los Azules, que en diferentes ocasiones fue forzado, ahora se encuentra bajo el cuidado del Grupo Juvenil y de Montañistas y que a través de donaciones y trabajos voluntarios se encuentra próximo a ser reparado nuevamente. En la sede del club, tras casi 2 años de construcción, se pudo inaugurar el salón de usos múltiples el13 de diciembre de 1973 con la presencia del Embajador de la República Federal, el señor Kurt Lüdde-Nuerath, y muchos amigos y socios. Con eso la sede del club ha recibido su actual forma y ahora es posible mostrar películas o diaporamas.

Así como por principios y de acuerdo a sus estatutos el club se mantuvo alejado de las discusiones políticas, de forma unánime el directorio acordó firmar junto al resto de las organizaciones de origen alemán del país (colegios, clubes, iglesias) un llamado de la Liga Chileno-Alemana y participar de la colecta “Pro Fondos de Reconstrucción Nacional”, así como enviar el folleto informativo “Chile” a Europa. En esto el DAV sólo siguió el ejemplo de otros ciudadanos italianos, yugoeslavos, árabes, judíos y de otros orígenes.

El trabajo del directorio se realizó a través de reuniones mensuales que, sin excepciones, fueron llevadas de forma muy armónica. Se intentó una vez más descargar al directorio a través de un comité administrativo, lo que hasta cierto punto resultó. La oficina fue llevada a comienzos de 1973 a la llamada “habitación de campo” (Bauernstube) y así se ganó más espacio. La ex oficina, ya inadecuada para estos trabajos, se transformó en la biblioteca.

En la asamblea general en marzo de 1974 se presentó la renuncia del presidente Joachim Barentin, sin embargo, este problema fue solucionado a través de un enroque al interior del directorio: el señor Horst Badura se hizo cargo de la difícil, pero también gratificante tarea de trabajar en un nuevo número de la Revista Andina para los 50 años del club, mientras que Joachim Barentin asumió como vicepresidente y el autor de estas líneas, asumió el cargo de presidente. Después de la asamblea, el presidente realizó un viaje por Europa en el que pudo tomar contacto con las siguientes personalidades:

  • En Stuttgart con el presidente de la Asociación de Clubes de Montaña y Excursionismo, Dr. Georg Fahrbach.
  • En Munich con el ministro Dr. Alfons Goppel y con los directores del Club Alpino Alemán, los señores Heinrich Frank y Dr. Hans Domcke, así como con los directores de la Casa del Club Alpino.
  • En Innsbruck con el ex presidente y socio honorario del Club Alpino Austriaco Profesor Dr. Hans Kinzl, con el vicepresidente Dr. Rudolf Pfeningberger, con el Secretario General Dr. Richard Grumm y con la editora de la revista del ÖAV Dr. Lia Hörmann.

La lista es demasiado larga para mostrarla completa. Es de esperar que las conversaciones lleven a algunos resultados que una vez concretados serán dados a conocer.

Perspectiva

Los 50 años de existencia del Club Alemán Andino es un motivo suficiente para dedicar algunos pensamientos al futuro del club.

En primer lugar, debemos revisar nuestra propia historia y de acuerdo con eso constatar lo siguiente:

  • Que nuestro club fue fundado como Club Alemán de Excursionismo lo que significa que nuestra existencia debe mantenerse en contacto con la naturaleza, con el montañismo y las excursiones.
  • Que nosotros como club alemán tenemos muchos puntos en común con la zona de habla alemana en Europa y los debemos cuidar. Los grandes clubes han sido nuestros mentores y deben seguir siéndolo.
  • Que nosotros somos en su mayoría ciudadanos chilenos y que las relaciones con las organizaciones chilenas -clubes de ski y montaña- a las que pertenecemos deben ser fortalecidas.
  • Finalmente, que no nos podemos cerrar al desarrollo del mundo moderno en armonía con una sobria consideración de las circunstancias y posibilidades.

¿Qué resultados se obtienen de estas reflexiones? De mi experiencia yo señalaría para nuestro club lo siguiente:

  1. Como club de montaña y excursionismo deberíamos buscar los caminos actuales para acercar a las nuevas generaciones y a los jóvenes de los colegios alemanes en Santiago a la camaradería que en la montaña y en el contacto con la naturaleza tan bien prospera.
  2. Por otro lado, no nos debemos cerrar al hecho de que una gran mayoría de los jóvenes se interesa por el ski. Esto significa que debemos agrandar y hacer más acogedor el albergue juvenil de Farellones. La juventud es exigente, no podemos continuar con las instalaciones primitivas.
  3. Debemos mantenernos conscientes, como ha sido hasta ahora, de que somos un club alemán, de otra forma nos pasaría lo mismo que en otros clubes en cuyos directorios ya no se puede utilizar el idioma alemán. Para nosotros, ciudadanos chilenos, esto no significa un menoscabo, sino que un enriquecimiento.
  4. Sin una buena administración no nos mantendremos en el largo plazo. No nos debemos asustar por mantener una administración tal que funcione sin dificultades, incluso si es que nos cuesta dinero. De esta forma el Directorio tiene la cabeza libre para otras cosas.
  5. ¡Nada en contra de tener muchos refugios propios! Sin embargo, debemos ver que pocos refugios cómodos y bien administrados pueden significar una ganancia para el club.
  6. Finalmente debemos encontrar los caminos, cumpliendo con los requisitos actuales que a través de cursos u otros métodos para formar a las nuevas generaciones como montañistas o esquiadores competentes, pero también fortalecer en ellos el sentimiento de unión con el club de forma que se asegure un crecimiento constante.
  7. Finalmente una idea acerca del tema difusión: cada club necesita cierto tamaño. ¿No es posible llevar al Club Alemán Andino a 600 o a 800 socios? Entonces, en primer lugar, retener a los socios actuales, luego propaganda regular para captar nuevos socios. Así para el club sería posible conseguir más en el futuro que lo que se ha conseguido hasta ahora.

En resumen: en nuestros 50 años de historia hemos conseguido algunas condiciones previas que nos permiten mantenernos como club. Como Club Alemán Andino no nos cansemos ahora ni en las décadas que vienen de estar activos en nuestro hermoso Chile. Y no nos olvidemos con esto que la ascensión de la cumbre más alta se logra con miles de pequeños pasos.

Dietrich von Borries

Presidentes del DAV Santiago desde la fundación el 7 de agosto de 1924

1924-1926: Theodor Malbranc

1926-1932: Eugen Heller

1932-1935: Kurt Zeller

1935-1936: Jürgen Lüders

1936-1938: Kurt Zeller

1938-1944: Jürgen Lüders

1944-1946: Gerd von Plate

1946-1948: Waldemar Winter

1948-1952: Josef Open

1952-1954: Hans Wilke

1954-1957: Dieter Wegner

1957-1958: Hans Heinke

1958-1959: Paul Haberland

1959-1962: Erich Steuer

1962-1963: Hermann Sattler

1963-1965: Dietrich von Borries

1965-1967: Walter Watznauer

1967-1969: Ludwig Stuth

1969-1972: Dietrich von Borries

1972-1974: Joachim Barentin

1974: Dietrich von Borries

Traducción: Álvaro Vivanco

Artículo publicado originalmente en la Revista Andina 1973-1974